viernes, 30 de diciembre de 2016

MANIFIESTO EN TINTA PURPURA

No es la fuerza, sino la perseverancia de los altos sentimientos la que hace a los hombres superiores”.
F. Nietzsche

Creo que la Ciencia Económica en el futuro será considerada como una ciencia Holística, y dejará de ser conocida como la ciencia dedicada a la “administración de la hacienda”, para convertirse en la ciencia “de la administración de todos los asuntos del hombre”.

Creo que existen axiomas comunes, mediante los cuales se puede llegar a cualquier respuesta, o que desde el dominio de una ciencia, arte o disciplina, se consigue dominar otras.

Si se pudiese trazar un triángulo, teniendo como aristas al pensamiento de Aristóteles, Séneca y Nietzsche, mi ideología se encontraría en el punto ubicado en el centro del mencionado triangulo.

Soy un ferviente republicano, y por tanto creo que una república es lo non plus ultra en lo referente a la constitución del Estado. La frase de John F. Kennedy “…que cada hombre sea un rey en su hogar”, define muy bien el propósito que debería tener toda República.

Creo en los “valores de señores”, en contraposición a los “valores de siervos”. La razón por la que algunos países no logran salir de la pobreza es que a sus ciudadanos se les inculca valores de siervos, es decir valores de niños y no de hombres –a esta ideología hoy por hoy se le denomina “Espíritu Aristocrático”.

Como buen pardista (admirador de Manuel Pardo), la República debe basarse en tres principios: desarrollo económico, desarrollo social y desarrollo cultural; la mala noticia es que el desarrollo de un pilar no conlleva al otra, al menos sin artificios por parte del gobernante.

Creo en una República Ateniense sobre una República Espartana.

El Hombre Moderno sólo debe aspirar a tres bienes: Fama, Fortuna y, estas dos subordinadas a la Gloria: a esto se le llama Magnanimidad.

Toda aquella tradición, por más que se haya practicado durante miles años, que atente contra las virtudes que busca cultivar la República, debe ser borrada del sumario de tradiciones nacionales y ser considerada sólo como un vicio, y por lo tanto nociva.

Si los hombres pudiesen ser fabulados, o serían águilas, lobos u ovejas: desde las alturas, los lobos y las ovejas parecen iguales, desde el punto de vista del águila.

A igual que Bonaparte, creo que la religión es importante para el Estado; la religión que practiquemos debe sostener que el paraíso y el infierno se encuentran en nuestro presente y es consecuencia de nuestros actos, o de nuestra inacción; y que la única esperanza de vida después de la muerte es la Gloria, o el arte de trascender mediante nuestras acciones, obras o ideas.

Las estructuras sociales son una ilusión, en tanto que existan individuos que paguen para obtener una prebenda presente o futura. Esto debilita las estructuras sociales, puesto que no siempre se ubica en los puestos de honores a los que tienen más mérito.

Creo en la importancia de la disciplina; no en la disciplina del soldado, sino en la disciplina del individuo que busca perfeccionar su arte o profesión a costa de cualquier sacrificio.

Creo que los Medios deben ser proporcionales al Fin. Es de viles matar al prójimo por una moneda.

Nietzsche, dijo “Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los cómo”; sin embargo, les digo que aquel que sabe el cómo, puede contestar de manera más rápida a cualquier porqué.

Creo en lo afirmado por Bowie “It's not really work; It's just the power to charm”: ese es un cómo que ha saciado muchos porqué.

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