Los líderes tienen distintos rostros, o
funciones, los cuales se suceden e incluso se yuxtaponen. A continuación
veremos algunos de ellos:
El
Líder como Profeta:
Señalar el destino, la
tierra prometida, y vaticinar lo que allí encontraremos o qué ocurrirá si
decidimos aceptar el statu quo, es nuestro primer deber como líderes.
El
Líder como Ideólogo:
Como líderes debemos
proporcionar un conjunto de ideas que dentro de lo posible dé una explicación
sobre la problemática del individuo, el mundo y el universo. De esta manera
creamos propósito e identidad.
El
Líder como Maestro:
Los líderes no sólo
enseñamos a nuestros seguidores el destino, la filosofía y el mapa; también,
enseñamos como pueden llevar a cabo
mejor sus tareas, y a la vez, ser mejores individuos.
El
Líder como Capitán:
Debemos conducir la
carga a la cabeza de nuestras tropas; de esta manera inspiraremos audacia y
valor a nuestros seguidores.
El
Líder como Cartógrafo:
No sólo debemos marcar
el destino, también es necesario trazar el camino que debemos seguir,
identificando los obstáculos para sortearlos y las oportunidades para sacarles
provecho,
El
Líder como Meteorólogo:
Sabemos identificar
las tendencias en nuestro contexto. El suceder de los hechos y cosas: de los
intereses y pasiones
El
Líder como Agitador:
Es necesario crear un sentido de urgencia
en nuestros colaboradores, promover la insatisfacción, lograr que quieran
revelarse y cambiar el statu quo.
El
Líder como motivador:
Los líderes no sólo debemos enseñar el “cómo
hacer”, a veces es necesario motivar e inspirar con frases que aunque puedan
parecer cliché no dejan de ser efectivas. Enseñar el premio al final de la
carrera siempre es útil.